La nostalgia te llevó al café donde solías leer, observar a los demás y pensar. Pensar que los Andes pueden aparecer en el Oceano, el carrousel y las luces de colores harán piruetas para tí, tu tía favorita te jugará una broma con naipes (están trucados, ya lo sabes), los tanques dan vueltas en la Plaza Grau, hay una fiesta de maniquíes, José de San Martín se escapa con su caballo por el Jirón de La Unión, Santa Rosa y San Martin de Porres dejan de ser esqueletos y comparten una rosa y una escoba, y la noche estrellada de Van Gogh nos hace volar a todos por los aires. Y más allá de este delirio te veo en el puente, con tus lentes oscuros, yendo hacia ninguna parte.
Agradeces el café al mozo, y amablemente le pides que no te lo sirvan tan cargado la próxima vez, por favor.
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